La inestabilidad emocional es la consecuencia de la dificultad que presenta la persona para lidiar con sus emociones. De esta forma, son ellas quienes toman el control de nuestra vida y nos dejan en un segundo plano. 

Desde el enfoque contextual, siguiendo con el modelo teórico de la Terapia Dialéctica conductual, entendemos que la inestabilidad emocional puede ser el resultado de una vulnerabilidad biológica y un ambiente invalidante.

Con vulnerabilidad biológica nos referimos a que la persona vive las emociones de una forma más intensa, algo que resulta muy difícil de entender por su entorno. Esto hace que, sin saberlo, el ambiente castigue los sentimientos que experimenta la persona a través de expresiones como: «Por eso no se llora», «Deberías estar contento/a por eso», «Te quejas de todo» etc. Por eso no solo es necesario dotar de habilidades a la persona sino que también resulta útil intervenir con la familia.